Se llama Wilson Melitón Reyes. Tiene 40 años. Es preso en La Moraja, y su pareja, también preso, murió en la prisión de La Moraleja antes de poder oficiar la boda entre ambos.
Tras el fallecimiento de su pareja, Wilson, que es de nacionalidad ecuatoriana, esperaba cobrar una pensión de viudaded.
Pero lo va a tener difícil. De hecho, no es el primer caso en el que hay problemas para que un gay cobre la pensión.
La pensión ya le fue denegada por el Juzgado de los Social número 2 de Palencia.
Y ahora, la Sala de lo Social del Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León ha desestimado el recurso de suplicación que interpuso Wilson contra la sentencia del juzgado de Palencia.
La pareja, que compartía celda, formalizaron su relación ante el Ayuntamiento de Dueñas en el 2003, al inscribirse en el Registo de Uniones Civiles de Hecho.
Posteriormente, el Juzgado de Paz de Dueñas resolvió la autorización del matrimonio civil, un enlace que debería celebrarse el 21 de febrero del 2006 en la prisión.
Pero esta celebración se fue retrasando por motivos de agenda del órgano judicial.
Finalmente, el enlace no se celebró jamás, ya que la pareja de Wilson, que se llamaba José Antonio, había sido ex-carcelado, y falleció de repente el 26 de abril a causa de un triple infarto de miocardio.
Según el juzgado de Palencia, la pensión de viudedad no le correspondía, ya que el matrimonio no puede consumarse hasta que se presta el consentimiento de confermidad, según lo previsto en el Código Civil.
Según el fallo del juzgado palentino, “hasta el momento de la celebración del matrimonio, cualquiera de los dos futuros contrayentes podría no haber accedido ni consentido libre y voluntariamente la celebración del mismo”.
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